Escribía esto como un hilo de Mastodon, pero luego me ha entrado la voz de mi compañera de vida diciéndome que, si dedico tanto rato a un hilo, bien podía haber publicado una entrada en el blog. Así que… ahí va.
Hoy he estado en la presentación del libro «Las redes son nuestras» y, además del libro, me he llevado unas cuantas reflexiones de regalo. Las dejo por aquí escuetamente, de memoria y con mis palabras, y de paso pruebo a hacer posts un poco menos relamidos.
Las tres primeras ideas:
- [Nos metimos a usar plataformas comerciales/no libres] y ahora no tenemos sitio al que volver.
- Usar redes comerciales/no libres genera una bola de nieve de dependencia, de la que formamos paret. Ayudamos a construir la presión social que luego nos atrapa.
- La tecnología empieza como algo [¿aparentemente?] abierto, y luego va osificando a la sociedad en formas y patrones concretos.
Estas me recuerdan a conversaciones que tuvimos hace como 10 años, y que en su día traté de sintetizar en un post que creo no ha perdido nada de vigencia: para construir cultura libre hay que usar infraestructuras libres.
Después, otro tema clásico: La posibilidad y oportunidad de reconectar las redes con el territorio y con comunidades existentes fuera de la red, quizás con menos escala o alcance.
Yo me pasé años soñando —a la estela del visionario que es Domenico di Siena—, con hibridar lo presencial con lo digital, lo local con lo global… las nubes con las plazas y las plazas con las nubes. Y viendo a las plataformas «comerciales» apropiarse de ese potencial a su manera. Puede que esa búsqueda sea ahora más relevante que nunca.
Pero también he encontrado reflexiones que para mí son mucho más recientes:
- Después de 3 horas viendo redes sociales, ¿cómo me siento? Sobre la felicidad hueca, y lo transformador que puede ser buscar y proponer otras experiencias que generan sensaciones más plenas.
- Al hilo de lo anterior, el potencial de convertir los espacios de resistencia digital en espacios apetecibles, disfrutables, que conecten con lo que nos interesa, atrae o gusta de la vida. También, y especialmente, para los jóvenes.
- Referencias a la batalla que hay por nuestra atención. Una batalla en la que, si no ponemos conciencia e intención, estamos perdiendo sin saberlo. Me conecta con muchas cosas de las que explica Cal Newport en «Minimalismo digital» —un libro cuya primera parte, antes de ponerse a dar recetas en plan yanki, me pareció bastante reveladora—.
- La constatación liberadora de que generalmente sobrevaloramos lo que nos aportan las redes y lo que perderíamos si nos fuéramos de ellas.
Ahora, lo que me queda es leerme «Las redes son nuestras» y seguir descubriendo formas de que lo puedan ser cada vez más.