Cuentacuentos Uno

Los hombros del ángel se estremecían mientras lloraba, y cuanto más pensaba en ello más lágrimas rodaban por sus mejillas.

Los ángeles no lloran, no dejaba de repetírselo.
Los ángeles son perfectos, no sienten tristeza.

Y sin embargo sus ojos estaban inundados de agua, y además sentía algo muy extraño dentro del pecho, algo que no sabía como explicar.

El ángel pensaba en los humanos; ellos sí podían sentir pena, igual que sentían dolor. La pena, esa maravilla que chorreaba en gotas claras por la cara, o el dolor, aquello que a veces caía en gotas oscuras por un brazo herido. Cosas como esas, que hacían de los humanos un misterio más allá del alcance de una poderosa mente angelical.

Esos seres extraños, tan parecidos a ellos pero a la vez con todas las debilidades propias de los animales… Se decía que Dios los había hecho defectuosos, les había hecho sentir pena y dolor, llorar y sangrar; pero ni siquiera los grandes arcángeles, los más cercanos a Él, habían logrado aventurar por qué lo había hecho de ese modo. No se podía entender que habiendo ya seres perfectos en el cielo, fuera necesaria esa impureza sobre la tierra. Nadie afirmaría que se trataba de un error en la creación, pero ninguno de ellos veía tampoco el acierto.

Ángeles de todos los estratos del cielo habían observado durante milenios a aquellos extraños seres, tratando de penetrar sus mentes, de atrapar sus sentimientos o percibir lo que captaban sus sentidos. Ni los propios ángeles guardianes, los más cercanos a los hombres, eran capaces de explicar la profunda maravilla de su imperfección.

Los humanos eran transparentes a su mirada, pero no menos incomprensibles, y todo ser celestial albergaba en su interior un deseo extraño, casi incómodo, de llegar un día a traspasar el secreto de la humanidad.

Y ahora a él, de pronto, le llovían los ojos, y sentía una presión en el pecho.


Primera participación oficial (o casi) en El Cuentacuentos. Realizado en colaboración con Cuéntale cuentos al sol, a ver si juntando la poca inspiración de ambos salía algo pasable xD

4 comentarios

Carabiru 13 julio 2007 Contestar

Aissss! nuestro pequeñuelo ha visto la luz!
Jajajaja, me siento como una mamá orgullosa.

Me ha encantado esta colaboración JT, ya lo sabes, ¿verdad?

Un bico.

JT 13 julio 2007 Contestar

Si… y como con los niños, ¡lo mejor fue hacerlo juntos! :P

ContradictioN 13 julio 2007 Contestar

os ha quedado genial!

escribir algo contigo es siempre un placer Jorge ;)

___________________ 14 julio 2007 Contestar

¡Bienvenido cuentista!

Un cuento muy emotivo, si señor. Si es que nuestras imperfecciones son las que dán la sal a la vida ¿No? sin un tropiezo que haga reir, sin unas lágrimas,sin… ¿Quien necesita ser ángel?

Un saludo,

Pedro.

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