Hoy me he encontrado con la persona que, sin saberlo, me inspiró la idea de estudiar arquitectura, y he podido al fin decírselo, cerrando un círculo que, sin ánimo de dramatizar, literalmente me cambió la vida.
Durante todos estos años he mantenido vivo el recuerdo del momento inception, el origen de la idea, con todos sus detalles: El colegio, creo que en octavo, la hora de entrar a clase, los compañeros ya marchándose de la pista deportiva, Vicente y yo disponiéndonos a hacerlo. A raíz de no sé qué conversación, le pregunté a qué quería dedicarse, y él, parado delante de mí, me miró fijamente y, con una intensidad y un convencimiento que pocas veces he visto, me dijo:
—Yo voy a ser arquitecto.
Casi podría decir que lo dijo con mayúsculas. Arquitecto. ARQUITECTO. Yo tenía una idea muy vaga de lo que eso quería decir, pero se me clavó la palabra en alguna parte, y de alguna manera que no alcanzo a entender ni yo mismo, fue creciendo en mí durante los años siguientes hasta llevarme a ser lo que, entre otras cosas, soy hoy: un arquitecto.
Casi veinte años después, me he encontrado con Vicente y se lo he contado. Sentía la necesidad de hacérselo saber de alguna manera, de agradecerle un momento que para él pudo ser casual, pero que para mí fue un punto de inflexión, un antes y un después.
A día de hoy, él no es arquitecto. Por cosas de la vida, no pudo serlo. Fui yo quien, a través de una mirada y cinco palabras, adopté su sueño y acabé cumpliéndolo. Ahora sólo espero que él encuentre la oportunidad de hacerlo y, entonces, habremos cerrado el círculo los dos.
7 comentarios
Estaria bien ver ese momento «inception» del que hablas en cada uno de nosotros.
A mi también me surgio de pequeño, con unos 8-10 años, visitando con mis tios a un amigo suyo que era arquitecto (Vicentico se llamaba, nunca mas volví a verle), al ver el despacho, los planos, algunos ordenadores, no se que pasó pero alli es donde se produjo el «click», estoy seguro, esa cosa que se te queda dentro ya para siempre de querer ser arquitecto.
Yo todavia no lo he conseguido, me falta poco, pero cuando lo consiga seguro que me acuerdo de aquel momento.
¡Qué emotivo, Jorge!
La verdad es que me encantaría sumarme a la idea de Hans Brinker y explicar cual fue el momento en el que decidí ser arquitecto. Soy una persona a la que le gusta reflexionar lentamente las cosas, y por tanto poco impulsivo, así que imagino que en mi caso no habrá un momento en el que decidiese serlo, sino que fue algo que se fue gestando poco a poco. Lo que sí recuerdo es que desde pequeño siempre me habían gustado los juegos de construir cosas (primero tente, y luego ya merkur -el meccano checo), siempre había tenido imaginación y me había gustado resolver problemas y, aunque no conozco ningún arquitecto en la familia sí que imagino que podría haber tenido una influencia positiva un vecino arquitecto.
Por cierto: veo una coincidencia entre vosotros dos: en ambos casos la persona que os marcó se llamaba Vicente. (¿No sería Guallart, verdad? ;) )
El mio no desde luego, Vicente Guallart seria un chaval en la época que yo conocí a este, je je je
El tente, dibujar y hacer maquetas, las matematicas… esos gustos fueron los que ya despues fueron redondeando el camino…
En mi caso fue parecido a lo Jorge, pero en lugar de un amigo fue mi hermano pequeño, lo cual resulta bastante curioso.
Desde que lo anunció con 7 años (yo 12), la idea empezó a rondarme en la cabeza, y cuando Dibujo (artístico y técnico) empezó a dárseme bien en el instituto, cogió fuerza.
A lo largo de los tres cursos de BUP, mientras se incubaba el virus de la Arquitectura, acaricié la idea de ser Historiadora para poder especializarme en Arqueología, pero al final se manifestó la enfermedad.
Lo más irónico de todo es que tras ver lo que era la vida del estudiante de arquitectura encarnada en mis ojeras y falta de sueño, mi hermano abandonó la idea.
Es posible que mi pasión temprana por los LEGO también haya tenido algo que ver, sí, xD
No me canso de leer estas historias, jeje.