Hablando de movilidad…

Dicen que la última construcción humana que se ve cuando te alejas hacia el espacio es la Gran Muralla china. Pero no. En realidad, es la penúltima, porque aún resultará visible el Gran Cinturón de Rotondas Elche-Alicante, magna obra de la que el gobierno, como podéis ver en la siguiente imagen, está francamente orgulloso, hasta el punto de poner una cosa así en el periódico.

Las llanuras de Nazca, con sus dibujillos, palidecen de envidia ante nuestros rosarios carreteriles. ¿Quién habla ya de la monumentalidad egipcia? ¡Si el templo de Luxor cabe ahí dentro! De hecho, si el templo de Luxor hubiese estado en Alicante, ocuparía el mismísimo centro de una rotonda, porque los alicantinos, amigos míos, como grandes expertos en el tema, somos los inventores de la rotonda-museo. Como hay que darle algún uso a ese enorme espacio muerto, los más previsores, durante la elaboración del Plan General, ya lo tienen en cuenta. Dibujan un circulito de 100m de diámetro en los edificios de interés, los numeran, y unen los puntos. Tenemos la Rotonda Torre de Vigilancia Mora, la Rotonda Finca del s.XIX, la inacabable serie de rotondas-escultura (cachis… Chillida se nos escapó sin poner la suya) y una apabullante ristra de casos similares. La de la foto es de la serie Diseños Modernillos Que Sólo Se Ven Desde El Aire.

Sí, señores, la provincia de Alicante es conocida por lo hermoso de sus cielos, lo airoso de sus palmeras y lo desmesurado de su tráfico rodado y en especial, de sus rotondas. Tenemos las rotondas más grandes y redondas del sistema solar, si descontamos los anillos de Saturno. Algunas son tan grandes que han sido confundidas con una recta infinita por visitantes extranjeros; se dice que una pareja estuvo cuatro días dando vueltas por el carril interior de una rotonda cerca de San Vicente, hasta que se les acabaron los víveres y hubieron de ser rescatados mediante un helicóptero militar. Por aportar alguna cifras más reales, cada uno de esos circulitos ha desplazado la superficie de huerta necesaria para abastecer de naranjas a bastante más de 100 familias durante todo el invierno. También se dice que si las rotondas del país se cubrieran de placas solares, la energía producida bastaría para suplir a toda España, a Portugal y a una pequeña parte del estado de Texas, aunque esto último no lo acabo de entender.

Algún día, cuando sea mayor, fundaré un movimiento social y cultural que se llamará La Vuelta a la Rotonda, en defensa de los espacios que quedan así encerrados por un foso de rugientes coches y ardiente asfalto. Las okuparemos, organizaremos acciones urbanas, conciertos, raves y campamentos de verano en su interior. Propondremos la restitución de usos, y una a una, iremos creando la rotonda aparcamiento (un gran concepto, por cierto), la rotonda placa solar, la rotonda helipuerto, la rotonda restaurante, la rotonda centro de investigación y la rotonda huerta, que constituirá una denominación de origen en sí misma: Dátiles y Naranjas de Rotonda.

Decidme que en vuestra tierra no son tan brutos, o perderé la fe en la raza humana.

Un comentario

Carabiru 18 agosto 2008 Contestar

Ay! por Dios!!!
Casi muero de risaaaaaaa!!!!!!!

Qué bueno, pero qué bueno!!

Si no fuese porque he podido verlas con mis propios ojos, pensaría que exageras.

:P

Aquí no las tenemos tan grandes, :P comprendemos (de momento) que el tamaño no lo es todo, jijiji.

Por cierto, pedazo monólogo te has largado, no hay ningún certamen a la vista? no? ooooooooh pues para el próximo, plantéate presentarte.

:D

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