El vértigo no es el miedo a caer, sino el deseo de saltar

Tras años sufriendo de vértigo y entendiéndolo como un miedo incontrolable, escuchar esa frase me cambió totalmente la forma de verlo. Puso en palabras una sensación que intuía pero que no había hecho consciente: esa atracción fatal por lanzarse al vacío, ese impulso de saltar (sería tan fácil, tan fácil…) y traspasar ese instante irrevocable en el que sabes que no habría vuelta atrás. Sólo puede entenderlo el que lo ha sentido.

Más tarde descubrí que la frase está inspirada en algo que escribía Milan Kundera en «La insoportable levedad del ser»:

¿Qué es el vértigo? ¿El miedo a la caída? ¿Pero por qué también nos da vértigo en un mirador provisto de una valla segura? El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.

En seguida me encontré pensando en cómo sería, por una vez, permitirme el lujo de ceder a ese impulso, y casi inmediatamente decidí que tenía que averiguarlo por mí mismo. Pues bien, qué mejor manera de hacerlo que a lo grande, poniéndome en un extremo: saltando desde la puerta abierta de un avión a 4000 metros del suelo. Allá que fui.


¿Y cómo fue? Muy difícil de explicar sin caer en vaguedades. Una salida muy brusca de mi zona de seguridad. Una pérdida instantánea de todas las cosas en las que me apoyo en el día a día. Un vacío mental absoluto. Una especie de asombro vital infinito, como volver a nacer.

Pero explicarlo por escrito requeriría dar muchas vueltas, y no sé si lo tengo tan asimilado todavía. Tengo que concentrarme mucho para evocar las sensaciones, que cambiaban a cada instante. El instante de decidir hacerlo, el instante de reservar el vuelo, el instante de subir a la avioneta, el de abrirse la puerta, el de asomarme al vacío, el de empezar a acelerar en caída libre, el de flotar ingrávido en la enormidad del cielo, el de pender en silencio sobre el paisaje, el de tirar de los mandos del paracaídas y notar la fuerza centrífuga al entrar en barrena, el de poner los pies en el suelo de nuevo… Todos diferentes, desconocidos y únicos. Así que os emplazo a que el que tenga curiosidad, que lo pruebe por sí mismo. Es una experiencia límite que, si no queréis vivir preguntándoos cómo será, merece la pena afrontar al menos una vez en la vida.

Pero la mejor sensación de todas, la que más marca ha dejado en mi vida diaria, es de voluntad y confianza. Me prometí, como único objetivo para 2012, que tomaría la decisión de hacerlo, me dejaría llevar por sus consecuencias y saltaría por encima de mis propios miedos… y he saltado.


Escribo esto en 2022. Publiqué este post en 2012, hace casi diez años, y desde entonces no ha dejado de recibir comentarios de personas que comparten esas sensaciones. Se ha convertido en un pequeño foro en la red de redes donde muchos y muchas nos hemos permitido compartir nuestros temores.

Escribo ahora porque recientemente, leyendo un poco más sobre el tema a raíz de algunos de esos comentarios, he encontrado un par de interpretaciones que me parecieron bastante certeras y que creo que complementan a la de Milan Kundera.

La primera es una mención al estudio realizado por Jennifer Hames en 2012, que cito de este artículo:

La investigadora lo llamó “el fenómeno del lugar en alto” y, en última instancia, concluyó que la llamada al vacío es potencialmente la forma extraña (y aparentemente paradójica) de la mente apreciando la vida.

Una «forma extraña de la mente apreciando la vida» me parece una hermosa manera de describirlo, y la siguiente cita de Hames desarrolla aún más la idea:

Los individuos que informan haber experimentado el fenómeno no son necesariamente suicidas; más bien, la experiencia del fenómeno del lugar en alto puede reflejar su sensibilidad a las señales internas y en realidad afirmar su voluntad de vivir.

Sin embargo, ¿cuáles son esas señales internas, y por qué podemos interpretar que lo que estamos es afirmando la voluntad de vivir?

Al encontrarnos ante el vacío nuestra mente nos avisa de que se nos está presentando una elección vital, o una posibilidad de cambio drástico: la posibilidad de caer por causa externa a nosotros, pero a veces también la de caer por nuestros propios actos más o menos intencionales, o incluso la de saltar por decisión propia. Nos sitúa ante un momento en que nuestra vida puede tomar de forma irreversible dos caminos muy diferentes (saltar y morir vs. no saltar y vivir), y solo nosotros mismos nos interponemos entre un camino u otro. Esa mera posibilidad de poder decidir caer nos aterra, porque nos enfrenta al hecho de que somos totalmente libres de hacerlo. «Si quisiera, ahora mismo, podría saltar», me he encontrado pensando en muchas de esas ocasiones.

Esto lo explica otra cita incluida en este artículo, que también habla de Hames pero menciona además a Jean-Paul Sartre:

El filósofo francés Jean-Paul Sartre decía que es “un momento de verdad existencialista sobre la libertad humana para elegir vivir o morir”. Sartre venía a decir que tiene que ver con el “vértigo de la posibilidad”, cuando los humanos contemplan el peligro en total libertad. La idea de que podemos optar por hacerlo ya ofrece un puente (al vacío).

Buscando una referencia concreta, he llegado a una mención al vértigo que hace Sartre en «El ser y la nada». No se corresponde exactamente con esa cita, pero la idea va en esa línea.

Si Kundera hablaba del vértigo como un deseo o un impulso interior del que nos defendemos, Sartre creo que afina un poco más al definirlo como un vértigo de la posibilidad o una angustia del porvenir, y Hames lo redondea al explicar que lo que sucede en ese momento es que, al considerar la posibilidad de la muerte, nos decantamos bruscamente por la vida.

A mí esta visión me ha liberado todavía más y me ha permitido comprenderme mejor, porque la peor clase de vértigo que he vivido es el «voluntario», el que me tienta con una decisión salvaje e irreversible. Lo que me angustia en esos casos es el hecho de que pueda tomar la decisión de caer, pero estas reflexiones me dan también una confianza que puedo llevar encima a partir de ahora: soy también yo mismo quien decide rotundamente, cada vez que me expongo al vacío, no hacerlo, y puedo confiar en mí en que así lo haré la próxima vez.

62 comentarios

joseenrique 12 diciembre 2012 Contestar

La cita es enorme… es leer la cita y comprender que realmente deseas tirarte, sin duda alguna.

Y a que empresa hay que dirigirse para hacer lo que todos queremos…¡¡TIRARNOS AL VACIO!!!

Jorge 12 diciembre 2012 Contestar

¿Verdad que es muy buena? En cuanto la oí citar, supe que acababa de escuchar algo que ya sabía sin saberlo. Literalmente me cambió la vida, al menos la pequeña parte de mi vida afectada por el vértigo.

Hay varios sitios para saltar, yo lo hice en Skydive Madrid, en Ocaña.

Carabiru 12 diciembre 2012 Contestar

Y has saltado.
¿Si digo que estoy muy orgullosa de ti sonará muy ñoñocursi?

Reconozco que la idea de tú saltando de un avión no me hizo la más mínima gracia, pero tiene que ser muy reconfortante enfrentarte a tus miedos de esa forma.

¡Muy bien por ti!

Mario 12 diciembre 2012 Contestar

!!!Grande!!!gran parte de la vida esta en el vértigo de cada uno. Esa línea muy sutil donde se funde el deseo y el miedo, de eso se trata mucho de esta aventura!!!muy bien Jorge!!!

etringita 13 diciembre 2012 Contestar

¡Uf!
Superar un miedo es un gran paso para afrontar los demás. Igual debería tomar nota y buscarme un miedo accesible.

María G. Javaloyes 14 diciembre 2012 Contestar

Me encanta como está relatada y contextualizada esta experiencia que has vivido…
…que bien explica esa frase la sensación del vértigo, que yo también tengo…y que hasta ahora me callaba por relacionarlo con algún trantorno mental que tendría por ahí, jejejej
QUe sigas llenándote así de vida, porque superar los miedos es una forma de hacerlo, claro.

Jorge 16 diciembre 2012 Contestar

Gracias a todos por los comentarios :D

Y sí, salir de la zona de confort, de lo conocido, y tirarse con total confianza y de cabeza a lo nuevo, es algo que deberíamos auto-recetarnos más a menudo. Yo me lo apunto para que no se me olvide, que me conozco…

Javi Tink 19 junio 2013 Contestar

Hola Jorge eres enorme yo también tengo vértigo soy cantante de rap estoy escribiendo y ensayando un tema que se llamará asi y gracias a ver esto por que me estoy informando sobre citas destacadas sobre el asunto debo agradecerte que pusieras esta cita aqui en internet, no se cuando podre tener el tema en internet pero me gustaria que lo vieras un abrazo enorme campeón.
Te dejo mi twitter: @Tink_Tinkowflow por si quieres ponerte en contacto conmigo

Marta 15 noviembre 2013 Contestar

Gracias, de verdad. Sólo me pasa esto desde hace 2 años, y de verdad me SA vergüenza contárselo a nadie, creía que se trataba de algún trastorno mental, incluso como inclinación al suicidio! Yo sè que si saltó me mayo y no quiero morir soy plenamente feliz, pero es como si mi cuerpo me arrastrara al vacío. El año pasado acompañe a unos amigos a hacer puenting y sólo de ver el puente me dio un ataque de ansiedad como nunca me había pasado, ahora sé que simplemente es la sensación del vértigo. Esto tiene algún tipo de tratamiento? No me gustaría seguir viviendo con esto. Muchas gracias.

Jorge 17 noviembre 2013 Contestar

Hola, Marta. Gracias por tu comentario. Te entiendo perfectamente, cada vez que estoy en un borde alto, especialmente cuando no hay barandilla, aparece un impulso extraño de saltar, de hacer algo irracional e irreversible, que hace que me aleje rápidamente.

No sé si hay tratamiento, es posible que alguien te pueda ayudar desde el plano psicológico, como con cualquier otra fobia. Yo sigo luchando con esa sensación, sé que no se va a ir, pero que he descubierto un punto en el que puedo, no eliminarla, pero sí neutralizarla y vivir con ella.

sergi 15 octubre 2014 Contestar

Pensamos que vivimos rodeados de problemas y miedos.
Pero nuestro gran problema es que no los tenemos.

pascual 1 mayo 2015 Contestar

impresionantes palabras te acercas mucho a lo que yo senti en mi primer salto…..se necesita mucha concentracion para poder revivir ese momento ya que el cerebro se satura de forma limite sensorialmente y no es capaz de asimilar que es lo que esta sucediendo despues conforme empiezas a saltar parace que todo es mas lento y que el cerebro puedo asimilar mas sensaciones y entonces es cuando disfrutas cuando te das cuenta de lo que sucede a tu alrededor

Jorge 24 mayo 2015 Contestar

Pues sí, es curioso cómo las sensaciones se pueden describir de forma que otro las reconozca, aunque sea imposible transmitirlas a alguien que no las haya experimentado.

Sumroad 5 agosto 2015 Contestar

Hola! Mientras leía tus palabras sentía que las escribía yo, con esa sensación y la cita misma que no dejo de repetir en mi cabeza desde que tengo 15 años en que tomé el vértigo más en serio como parte de mi vida. Es extraña la sensación de pertenencia y al mismo tiempo de envidia pues no he encontrado el momento para decidir salir por la puerta de un avión en vuelo. Pero, ya tú lo has dicho, es un propósito, una decisión. Lo has vuelto a hacer? Un abrazo!

Jorge 11 noviembre 2015

Gracias por tus palabras. Desde que publiqué el post me he sentido más acompañado que nunca en esta irracional relación con las alturas y el vacío.

No lo volví a hacer, pero si surge la ocasión no creo que le haga ascos. Ahora sé que podría volver a hacerlo sin problema. Casi me pareció demasiado fácil, ya que salté acompañado y solamente tuve que confiar en el otro. Esa fue mi única decisión. Me habría gustado poder decidir saltar por mí mismo. Supongo que para eso tendré que probar el puenting xD

Eme 24 noviembre 2015 Contestar

Me he sentido muy pero que muy identificada.

Ese miedo inconsciente que te entra al caminar por un puente, por ejemplo, y imaginarte la sensación de caer, he pensado muchas veces que tenía que ver más con el miedo a tirarse voluntariamente que a la altura.

Me he propuesto hacer puenting (cosa que me aterra teniendo un caso de suicidio, en el que él saltó pero sin cuerdas, que me pilla de cerca).

Me imagino sintiendo lo último que sentiría esa persona más el propio vértigo (ahora con un nuevo significado). Pero quiero superarme a mí misma, ponerme a prueba y vencer esas significativas debilidades. Es por eso que he dado con este artículo.

Algún día, estoy segura.

Jorge 21 febrero 2016 Contestar

Hola, Eme. Gracias por tu comentario. A algunos les sonará raro, pero para mí el salto desde un puente es cien veces más aterrador que desde un avión. La distante presencia del suelo, la inmediatez del salto y el carácter voluntario de éste (por no mencionar que saltas de cabeza) son todos los ingredientes que necesita mi vértigo para irse por las nubes xD

Espero que si lo pruebas vuelvas y nos cuentes…

Ani 11 marzo 2016 Contestar

Estoy aquí porque hace un momento subí a mi azotea para tomar una foto y aunque ya lo había hecho antes no había sentido en misma magnitud lo que hoy, quizá porque antes estaba más distraída en otros pensamientos y no había leído previamente un artículo tan revelador:

[Los pensamientos intrusos son aquellos cuyo contenido se percibe como ajeno o contrario a los valores o principios de la persona, o bien despierta alarmas por su temática relacionada con temas percibidos como peligrosos. Preguntarse ¿por qué estoy pensando eso yo? puede ser una pregunta peligrosa o corresponder a un problema si responde a: porque en el fondo quiero hacerlo, porque lo voy a hacer, o porque ésta es mi verdadera naturaleza…]

En la mañana, antes de subir a la azotea leí de Psyciencia lo que te cité arriba y me quedé pensando en las veces que me he sorprendido dentro de esos pensamientos intrusos que me preguntan «y si yo…» cuando estoy cerca de las vías del metro.

Algo que vi en el paisaje desde mi ventana me encantó y sin pensar en nada tomé el celular y subí las escaleras hacia la azotea. Una vez tomada la foto y verme cerca de la orilla, mis pensamientos intrusos fueron apareciendo lentamente y cada vez más claros. Sentí el peso de mi cuerpo y lo imaginé cayendo, recordé las veces que he sentido el vergonzoso deseo de exponerme al peligro, a la caída, al límite, a la propuesta más que a la pregunta, al qué pasaría si…

Sentí terror, pero por primera vez esto fue claro, y por eso lo que antes era un miedo menor ahora me rebasó, no tenía solo miedo de imaginarme cayendo, sino de saber que podía hacerlo, como lo has dicho tú, miedo a <>. ¡Lo has dicho TAN BIEN!

Tuve que obligarme a pensar en el color de mis sandalias que alcancé a notar, pensar en que de otro color se verían mejor, tuve que decirlo en voz alta, porque sentí terror y ganas incluso de llorar, porque sentí que nadie podría defenderme de mí si no podía controlar el impulso que me estaba tentando; por un segundo no me pude mover y me abracé a la casita del tinaco, advertí que si bien me iba me quedaría llorando ahí un rato si no me ponía a salvo pronto, así que como lo dije, me centré en el color de mis sandalias y abrazando y rodeando la casita del tinaco llegué al la escalera y bajé temblando. Una vez abajo y más tranquila quise buscar testimonios de personas que hubieran pasado por esto, para sentirme acompañada, y heme aquí, me encuentro ahora en tu Blog, qué admiración siento por lo que has hecho, qué ciertas tus palabras, y la cita de Kundera muy oportuna. Bueno, estoy más tranquila, pero no sé si con la decisión de aventarme al vacío aún con protección. :D

Efectivamente el miedo no se reduce a saberse cayendo, hoy sentí que mi miedo era hacia mí. Tras leer el artículo, mi experiencia, tu testimonio y tu cita he concluido que sí, el miedo en ese momento de vértigo es hacia la decisión impulsiva que podríamos ser capaces de tomar, a saber que si el miedo no aparece podríamos sucumbir ante el tentador deseo de probar y lanzarnos. EXCELENTÍSIMA PUBLICACIÓN, mis respetos por tu logro y mi gratitud por compartirlo.

Jorge 22 marzo 2016

Ani, te agradezco enormemente tu comentario. Creo que tu buenísima explicación redondea y completa lo que yo trataba de contar en el post.

No conocía el concepto de «pensamientos intrusos» y la verdad es que también es muy revelador para entender lo que pasa a veces en nuestras cabezas.

Y creo que resumes perfectamente el vértigo (y situaciones parecidas) como el «miedo a uno mismo».

¡A uno mismo! ¿No es increíble?

jesus 21 marzo 2016 Contestar

Hola Jorge, sabes? me inscribí a un curso de paracaidismo porque siempre he soñado con hacerlo, pero mi gran miedo o ansiedad es el vacío, un vértigo espantoso, nunca me subo a los juegos mecánicos (montaña rusa) por ese miedo de sentir el vértigo… no sé si la sensación es la misma que tirarse en paracaídas, no sé si es el mismo tipo de vértigo , me puedes ayudar???

Además de felicitarte por tu atrevimiento y preguntarte. Lo volverías hacer????

Saludos.

Jorge 22 marzo 2016

Hola, Jesús. Definitivamente te animo a probarlo. Eso sí, quizás haría antes un solo salto tándem para saber si te gusta.

Yo no sé si lo volvería a hacer, pero no es que le cogiera miedo ni nada: si viene la oportunidad desde fuera lo haré encantado, pero con un salto me valió para saber de qué va, y a otra cosa mariposa. Hay cosas que me gustan más, sencillamente.

Creo que lo que se siente es distinto a situaciones como las que mencionas. Al asomarte desde el avión acojona un poco, sí. Pero una vez saltas, alcanzas en seguida una velocidad constante (sin aceleración) y no tienes casi sensación de estar cayendo, sólo de flotar en el vacío. Todo parece estar a la misma distancia de ti, y casi no percibes que el suelo se acerca. Además ese momento será el único de tu vida en el que no podrás tener miedo a saltar o a caer… porque ya estarás cayendo xD

Relájate, maravíllate de las vistas y disfrútalo.

Personalmente creo que el «puenting» debe ser mucho, muchísimo peor para alguien con vértigo. Ahí si que te estás tirando literalmente de un puente al suelo, estás todo el tiempo en aceleración (con esa sensación horrible de caída que a veces te despierta en plena noche) y tienes referencias de sobra para saber que estás cayendo de cabeza hacia las rocas. Mucho más intenso, imagino. No sé si lo probaré ;)

jesus 10 mayo 2016

muchas gracias jorge!!! me dejó mucho mas tranquilo tu comentario, un abrazo!

Delia Frago 11 abril 2016 Contestar

¿A qué puede deberse que desde hace un tiempo haya desarrollado esta «atracción al vacío» o vértigo, en puentes colgantes,altozanos con precipicio, miradores y terrazas elevadas, ascensores de cristal, y demás?
Antes no me ocurría, y de hecho el vuelo en ultraligero pendular me sigue encantando y no me provoca vértigo.
Hay quien dice que en cuanto no tocas con los pies en suelo firme el vértigo desaparece. Eso explicaría que el vértigo no se manifieste en un ultraligero, ni en aviones o avionetas, ni en vuelo sin motor, pero no explica por qué antes me encantaban las alturas y ahora me provocan temblor de rodillas y náuseas.
¿Alguna sugerencia? ¡Por favor!

Jorge 11 abril 2016 Contestar

Hola, Delia. Lo que me preguntas excede mis conocimientos de psicología, que con cercanos a cero ;)

Creo que en el ultraligero (o parapente, o lo que sea) hay otros dos aspectos que pueden influir: no tienes sensación de que te puedas «tirar» porque estás bien sujeta, y no tienes un suelo cercano que te sirva de referencia para suelo lejano, así que apenas tienes percepción de la distancia. Esto es una hipótesis, pero juraría que si pasases en ultraligero por al lado de la punta de la torre Eiffel te entraría de nuevo esa sensación porque serías consciente de la altura y tendrías un objeto cercano que se pierde hacia abajo… allá lejos… ugh.

Llevándolo al extremo, seguro que ninguno de nosotros tiene vértigo en el espacio. Como todo es vacío… si acaso te podría dar un ataque de agorafobia, je.

Gracias por los comentarios, me gusta compartir estas reflexiones con gente que siente lo mismo.

jesus 15 junio 2016 Contestar

Siento que me voy a partir la madre

Isabel Else 30 junio 2016 Contestar

Yo también tuve el runrún de esa frase durante años.. y también me tiré desde 4000 m.. todo exactamente igual que tú.. y las mismas sensaciones..

Jacg 2 julio 2016 Contestar

En mi caso , estuve una ves atravesando un puente sin barandillas. Y había una caída al vacío bastante profunda, pasábamos cojidos de las manos, pero cuando miraba al vació sentía deseos de saltar, no miedo , tanto así que el cuerpo queda perplejo y solo sede a tal hecho , fue cuando me agarraron con fuerza. Y me halaron , jamas volvería a estar en un sitio así .

Jorge 16 julio 2016

Sí, creo que todos los que hemos sentido eso alguna vez intentamos no volver a exponernos a esa sensación.

matias84ar 3 julio 2016 Contestar

Hola estoy pasando por algo similar y leer esto me confirma lo que vengo pensando que tengo que saltar desde algun lado avion en lo posible… mi pregunta es despues de que saltaste calmo esa sensacion? apago esos pensamientos? desde ya gracias y te felicito por haber hecho el salto Saludos matias

Jorge 16 julio 2016

Hola, Matías. La verdad es que… no, saltar no me quitó el vértigo ni esa sensación de «atracción» por el vacío. Pero mereció la pena, y de momento me he acostumbrado a vivir con ella; no sé si hay otra opción.

Ana Zamora 3 julio 2016 Contestar

Hoy sentí justo lo que mencionas. Morí de miedo de sentir ese impulso.

Romina 9 septiembre 2016 Contestar

Jamas crei que mis ganas de saltar, de inaginarme bajando x los balcones hasta el suelo y el simple hecho de sentirme atraida al vacio estuviera vinculado con el vertigo, voy a investigar mas y empezare con un parapente. Graciasss

Jorge 11 septiembre 2016

Hola, Romina. Me alegra saber que mi «descubrimiento» sirve también a otras personas con sensaciones similares. ¡Un abrazo!

Pablo 14 octubre 2016 Contestar

Creo que me sentí reflejado en cada una de las palabras que escribiste, es esa atracción al vacio. Creo que debere intentarlo alguna vez

Isaac 8 octubre 2017 Contestar

Muy buenas.
Quería transmitir lo mucho que me ayudo este aprendizaje, ademas de felicitarte por la buena manera de expresarlo.

Después de un largo tiempo creando un caparazón sacado del famoso libro del autoengaño, delante del deseo al profundo vacío existencial, incluso evitando asomarme para no salir de mi zona de confort. Llegó el momento en el que se volvió en mi contra, sintiendo frustración al darme cuenta de todo aquello que no era capaz de alcanzar o conocer por estar al otro lado del salto, ademas de la percepción de haberme dado cuenta que realmente si me podía atraer todo aquello que había dejado inexistente.

Entonces, con toda mis ganas de seguir despertando o creciendo, comencé ha buscar todo tipo de información relacionada. Pero después de leer mucha información innecesaria y mucha psicología, tope con tu experiencia. Y me sorprendí al sentir que es la explicación perfecta a la situación que estaba viviendo, y ademas aplicable a todos los miedos con los que a cada uno nos condena. Y yo no tengo vértigo a las alturas pero durante mucho tiempo si he tenido vértigo al salto a ese vacío que deseas y siendo consciente de todo lo que se pierde, dejando atrás los muros que no dejaban arriesgar.

Ya va hacer casi un año de todo esto, y ahora puedo disfrutar de todo lo que antes no era capaz de afrontar. Y he decidido transmitir todo esto para darte las gracias y porque he estado analizando el tiempo transcurrido, y me ha hecho volver a buscar el origen del cambio ya que, la apasionante lucha por seguir despertando es dia a dia, me hace escribir una letra para mi banda exponiendo el vértigo inspirado en tu experiencia aquí citada. El dia que tengamos el tema terminado, te lo hare saber para que lo escuches.

Muchas gracias y a seguir fluyendo!!!!

Maryo 7 diciembre 2017 Contestar

Lucho cada vez que estoy en un piso alto un sensación de lanzarme pero no puedo por qué se que moriría y la angustia que puedo provocar no quiero hacerle eso a todas las personas que me quieren pero quiero saltar y se que no puedo hacerlo y me angustio

luis 18 enero 2019

Eso mismo siento yo! Creía que era el unico jaja Es como un impulso, te llama y dice «sal corriendo y tírate», no es que quiera suicidarme, Dios me libre, pero son unas ganas que requieren de mucho autocontrol para ganar el pulso.

Jorge 27 enero 2019

Pues sí, ya ves que no eres el único ;)

alexunnamed24 15 abril 2019

Me pasa lo mismo y también pensé que era el único, cuando lo habló con gente miran como si fuera un suicida, y no es así, amo mi vida, me siento bien, pero ese impulso de tirarte es muy fuerte..

pancho 25 mayo 2018 Contestar

el sale en el video es el que esta grabando jajajaxd

Ángel Cruz 17 febrero 2019 Contestar

Hola, al igual que todos aquí me he sorprendido por al fin darle nombre y sentido a lo que siento.
Quisiera contarte que en 10 días tendré que saltar de un trampolín de 3 metros en una alberca, por cuestiones académicas. Y no puedo siquiera saltar del trampolín que está casi al ras de la alberca, ayer lo intenté, logré saltar sentada del trampolín más bajito, pero pasó más de media hora para que lo lograra. Y es que les explico a los demás que no es miedo al agua, yo nado muy bien, no es miedo a la “adrenalina” o a la sensación de caer, es el instante en el que me cuesta darle la orden a mi cuerpo de dar ese saltito, ese empujón.

Y sé que puedo, sé que es fácil, caminar y dejarse caer, o empezar corriendo y seguir corriendo hasta caer. Pero al instante de querer hacerlo, es como si mi cuerpo tuviese mente propia y se frena al hecho de saltar .

Esto me causa mucho estrés y llanto, porque hasta hace un instante sentía que era cobardia de mi parte, una terrible cobarde. Ahora entiendo que quizá no…

Claramente antes me ha pasado todo lo que cuentan al estar en las orillas de algo más alto, esa sensación de querer lanzarme. Y ahí es cuando viene el miedo.

Espero me respondas. Gracias

Jorge Toledo 20 febrero 2019

Hola, Ángel. Es curioso que, como dices, las mismas personas que hemos sentido ese «impulso de saltar» somos las que luego tenemos miedo de hacerlo. No sé si es que primero viene el miedo, y el impulso de saltar es una especie de reacción desbocada a éste, o si es que el miedo viene como reacción a ese impulso de saltar que hemos sentido en otro momento. Milan Kundera parece que apuntaba a esta última hipótesis.

Hay otro efecto curioso que puede que esté actuando en tu caso: el miedo al miedo. Cuando sabes que vas a sentir vértigo y lo vas a pasar mal, puede ser mucho peor.

Te cuento una anécdota que me pasó a mí hace años. Trabajaba supervisando obras de reparación de edificios, y en una ocasión tuve que subir a un andamio de fachada que tenía 10 plantas. El primer día, cuando ya íbamos por la segunda planta, a mí ya me entraban sudores fríos, pero no hubo que subir mucho más.

La vez siguiente, unos días después, fue… mucho peor. Sabía que lo iba a pasar mal, y así fue. Subimos un par de plantas más, no más de la cuarta, y yo estaba literalmente temblando. No sabía dónde meterme, estaba deseando que aquello terminara. Tanto, que esta vez mis compañeros se dieron cuenta. Estaba blanco.

El tercer día, sin embargo, todo cambió. Esta vez sabía que iba a tener miedo, sabía que lo podía pasar muy mal… y de alguna manera, me enfurecí con ello, y decidí «atacar» yo. Ya no iba a ser una víctima, iba a ser un luchador. Me mentalicé para la peor situación de mi vida, y asumí que la afrontaría como fuera. Ese día, casualmente, el jefe de obra decidió que empezaríamos por arriba. Sí: subimos en ascensor y saltamos al andamio directamente en la planta 10. En realidad, aún subimos un piso más, en una especie de pequeña torre de andamios que sobresalía del edificio. Me temblaron un poco las rodillas al encontrarme allí, con el viento desestabilizándome, viendo todo el paisaje a mi alrededor y la calle allá abajo. Pero recordé que ahora era un Guerrero del Vértigo, y le impuse a mi cuerpo la calma y la estabilidad. Ja, alturas a mí. Es difícil de explicar, pero es como si me hubiera dado cuenta de que estaba preparado para eso y más.

A cada planta que bajábamos, mi confianza se multiplicaba. En la planta 7 ya estaba perfectamente tranquilo. No «tranquilo» como «relajado». «Tranquilo» como «presente», activo, bajo control, sintiendo una especie de fiereza dentro que se reía del andamio, de la altura, del miedo. En una especie de arrogancia, dejé de agarrarme a las barandillas. Si había venido preparado para caminar por una cuerda sobre un abismo, podía ciertamente caminar sobre una plancha plana de metal. Ese día, por fin, pasé a través del miedo (no encuentro manera mejor de describir la sensación) y me pude centrar en el trabajo.

Supongo que eso es lo que tiene el vértigo. No se va, pero lo puedes atravesar, superarlo, desafiarlo, destrozarlo con tu actitud.

Cada caso es diferente, y no soy el más adecuado para dar consejos. Yo, en tu lugar, intentaría visualizar un trampolín 10 veces más alto, con un viento ululante sobre las profundidades de una sima aterradora, me pondría mentalmente una capa al hombro y una espada en la mano (sí, con toda la épica que pudiera), y me prepararía para saltarlo como si nada. Y en el momento de saltar, le diría al miedo algo como «ja, lo que no sabes es que esta vez sí quiero saltar«.

Si el vértigo nos ataca cuando nos resistimos al impulso de saltar, ¿qué pasa si, en el trampolín, te das el lujo de querer hacerlo de verdad?

¡Fuerza! Espero que vuelvas y me cuentes la experiencia.

Daniela 14 abril 2019 Contestar

Hola jorge te cuento que cuando estoy en una altura sea cual sea me da ansiedad y siento como si el cuerpo se me fuera al vacío es una sensación horrible siento cada vez más q no puedo controlar esa situacion. De igual forma cuando veo una persona asomada en una altura me pone mal me agarró la cabeza y no hago q hacer, me jalo el cabello me muerdo los labios en total hasta me pongo a llorar

Jorge Toledo 15 abril 2019

Hola, Daniela. Gracias por compartir tu experiencia. A mí no me afecta tan fuerte, pero entiendo perfectamente esa sensación. ¡Ánimo!

alexunnamed24 15 abril 2019 Contestar

Hola a todos, leí el post y sus comentarios. Por fin encuentro un grupo de personas que sienten lo que yo.. ese impulso de lanzarme al vació, ya sea de un balcón, unos pocos metros o gran altura, lo más extraño de la situación es que tengo una vida normal y no siento deseos de morir, pero todo el tiempo tengo esa sensación y deseo de caer.
Pensándolo y analizándolo un poco, llegó a varias conclusiones, una es la que todos hablan aquí, la de enfrentar el problema lanzándome de un avión o puente.. pero la conclusión más extraña es que lo que siento no es un deseo por saltar, sino que se parece más a un recuerdo de otras vidas, donde al parecer salté al vacio.. puedo sentir como es caer, me lo puedo imaginar en mi mente y en mi cuerpo.. No como un deseo sinó como un recuerdo vivido.. espero me entiendan.. les dejo un saludo a todos!

Jorge Toledo 15 abril 2019

Hola, Alex. Es una forma interesante de explicarlo, como un «recuerdo». La verdad es que no sé a qué tipo de experiencias puede estar vinculado el origen del vértigo, pero con tantos comentarios me está empezando a dar curiosidad por indagar más. ¡Ánimo!

Y lo de saltar… no quita el vértigo, te lo digo. Pero para mí era una forma de «poner a prueba» la sensación y tratar de entender su origen. Y, por supuesto, un ejercicio de superación nada despreciable.

alexunnamed24 16 abril 2019 Contestar

Gracias Jorge, es un tema muy interesante y por lo visto le sucede a muchas personas.. Ojalá haya algo que lo explique y que nos ayude a controlarlo.. salté de varios lugares al agua, saltos de varios metros, y no le temo a la altura, le temo a esa sensación de curiosidad por caer, arrojarme, le temo a estar en el borde y sentir que mi cuerpo se cae, es como un recuerdo, sensaciones de caída..
Veo una pelicula o vídeo de gente al borde de un edificio muy alto y cuando enfocan hacia abajo, automáticamente mi cuerpo siente que cae, como si fuera yo la persona parada al borde..
Gracias por leer nuestros comentarios y por tus palabras Jorge.. Saludos!

Jorge Toledo 26 julio 2022

¡Gracias a ti por comentar, Alex!

Andrés 13 febrero 2023

Hubo una etapa en mi vida en la que tuve recurrentes sueños en los que me encontraba cayendo en el vacío con una horrible sensación de angustia. Justo antes de estrellarme en el suelo, me despertaba con mucha ansiedad. Igual que vinieron, con el tiempo se marcharon los sueños.

Lizeth 23 septiembre 2019 Contestar

Si muy interesante el tema yo también pensé que esto no pasaba a muchas personas yo tengo mucho miedo a los ascensores ya que en el momento que está por bajar siento una sensación horrible no me gusta no puedo siento que estoy cayendo al vacio, una sensación que sube desde la punta de mis pies y me llega a la cabeza, no sé cómo explicar pero algo similar es como cuando estás dormido y de pronto te despiertas porque sientes que te estás cayendo de la cama.
Me gustaría saber si hay alguna terapia o algo para ya no sentir esto siento que nadie entiende este miedo que tengo😪💔

Jorge Toledo 26 julio 2022

Hola, Lizeth. Esa sensación es la reacción de nuestro cuerpo al miedo a caer, no es una sensación que genere la propia caída. Yo la siento a saltar de sitios muy altos o al caer por una cuesta pronunciada en una montaña rusa, por ejemplo. Y descubrí que hay un ejercicio mental que permite evitarla: es hacer un esfuerzo mental por QUERER ir hacia donde nos lleva la bajada. Es decir, cuando entres en el ascensor imagina que puedes controlar el ascensor con tu mente (y por tanto tienes tú el control) y «empuja» mentalmente para que baje rápidamente. Eso hace que tu mente se prepare para más velocidad que la que va a tener, y la bajada te parecerá demasiado lenta y tranquila. Es una especie de psicología inversa autoaplicada, y a mí me funciona.

Julieta 3 marzo 2020 Contestar

Hermosa descripción, la tuya y la de Milán. Claro.

Jorge Toledo 16 abril 2020

¡Gracias, Julieta!

Jon Navarro 23 marzo 2021 Contestar

Busqué «vértigo, atracción y vacío» porque me preguntaba cual era el motivo por el que al asomarme a una altura cuando era poco más que un niño, el suelo se inclinaba hacia el vacío y yo caía; aunque yo retrocediese el propio vértigo me arrastraba hacia la barandilla y en una ocasión, para evitar caer, tuve que tirarme al suelo y regresar a gatas. Con el paso del tiempo aún perduraba la sensación, pero nunca tan fuerte como entonces. Cuando tuve que ir al Ejército escogí la Brigada Paracaidista y cuando salí de allí tenía en mi haber más saltos que ningún otro en mi unidad; me apuntaba voluntario a todos. Salté de aviones grandes (Hércules), de pequeños (Aviocar), por la gran puerta trasera de embarque (Caribou) y desde helicópteros de dos aspas (Chinook)- Hice saltos nocturnos y otros cargado hasta las cejas… Y en ninguno de aquellos saltos sentí vértigo porque la altura la contemplas desde un mismo plano de tierra al que no caes, es él quien se acerca muy lentamente. Y ya jamás volví a sentir vértigo. Muy bueno tu blog; me gustó mucho.
Saludos cordiales de un ex paraca.

Jorge Toledo 26 julio 2022

Ostras, vaya historia, Jon. Muchísimas gracias por compartirla. Efectivamente, saltar y caer hacia la tierra desde muy alto es muy distinto que estar en un borde o desnivel, donde se confronta más un plano con el otro, y donde la decisión de saltar o no se nos presenta como una tentación muy cercana.

Angel Santiago Jimenez 20 mayo 2021 Contestar

Yo cuando subo a las alturas me da por tirarme si no me sujetan me tiro enseguida Eso me limita para muchas cosas Es algo indescriptible Espero que alguna persona me pueda ayudar por favor No quisiera morirme con ese padecimiento

Jorge Toledo 26 julio 2022

Hola, Ángel. Si no has saltado, es que en ese momento has sentido la libertad (y la responsabilidad) de elegir, y has elegido bien. Así que, ánimo. Si te afecta mucho, te recomiendo hablar con un terapeuta, muchas veces nos pensamos que hay que estar loco o algo así para hacerlo, y en realidad todos tenemos cosas en las que alguien con conocimientos nos podría ayudar.

Eva 8 septiembre 2022 Contestar

Me ha encantado leer esto porque sufría de vértigo y tenía miedo de pensar que igual tenía instintos suicidas lo cual me parecía extraño porque me encanta la vida así que gracias porque pensaba que era una suicida y lo que soy es amante de la vida!

Jorge Toledo 14 enero 2023

¡Gracias por comentar, Eva! Me alegro de que te haya servido para cambiar la perspectiva :)

Laura 20 marzo 2024 Contestar

Yo nunca había tenido miedo a las alturas y un día descubrí en la punta de la pirámide de Chichén Itzá cuando quise tomar una fotografía que me dio vértigo como si me jalaran hacia abajo pensé que me había bajado la presión, después se repitió en otras ocasiones y me di cuenta que tenía un problema.
Me impactó leerte no es miedo a caer sino miedo a al impulso de saltar. Cuando mi hija tenía como 4 años se acercó a un barandal de cristal transparente en un segundo piso y me dio terror le dije a mi hija Yo sé que que la que tiene miedo Soy yo no tú, pero me siento más segura si estás lejos del barandal, cuando tenía como 6 años mi hija quería bajar un cenote de 7 m de profundidad con toda mi familia, sabía que no lo iba a dejar bajar Si no iba yo, sdi que bajé de rapel y el instructor me dijo que si lo había anteriormente porque lo hice muy bien y con mucha seguridad lo sorprendente es que no me dio miedo. Entonces me di cuenta que lo tengo que enfrentar, ahora cuando me pasa me obligo a acercarme y después de dos o tres intentos el miedo desaparece.
Seguramente me lanzaré en un bunge o algo así para terminar de vencer ese miedo gracias

Laura 20 marzo 2024 Contestar

Complementando mi comentario ahora recuerdo que como a los 12 años un dia, jugábamos en el techo de mi casa y me tentó mucho la idea de saltar, después pensé No porque si me pasa algo voy a preocupar a mi mamá y perdí el interés Yo siempre fui extrema me arrojaba de los árboles corría las bardas de gimnasio olímpica pintaba de barras asimétricas me subí a la punta de los árboles y disfrutaba las alturas por eso nunca entendí por qué me daba vértigo cuando fui adulta y de repente , pienso que tal vez sea un poco en la adultez tener miedo a arriesgarse a disfrutar cosas que te gustan

Responder a andy Cancelar la respuesta