El mundo contemporáneo, con sus búsquedas instantáneas, sus algoritmos de recomendación y sus descargas de gratificación inmediata, intenta ir por delante de nosotros. Nos lleva a donde quiere que queramos ir y a veces, con suerte, a donde realmente queríamos.
Pero al apresurarse a traernos las respuestas, nos borra las preguntas. Al darnos rápidamente los resultados, no nos deja entender el proceso que los crea. Al teletransportarnos a la meta, nos impide seguir el camino. Al susurrarnos constantemente un sentido para todo, nos roba el silencio que necesitamos para buscarlo.
Y ¿qué es la vida sino un camino, una gran pregunta sin respuesta, un proceso o la búsqueda de un sentido?